Ciudadanos de la localidad de Alzira padecen el exceso de celo por parte de su ayuntamiento, o falta de diligencia para adaptar sus limitadores de velocidad, como denunciaba el diario local “El seis doble”.
La altura de un reductor de velocidad es 10 cm, más menos 1 cm, y si circulan autobuses hay que construir “almohadas” en sus pendientes. Las quejas señalan que en Alzira las dimensiones de la altura se hallan duplicadas e inclusive más, señalándose desde la municipalidad cuando se produce un accidente, que el conductor tenía que haber ido más despacio.
Abogamos por la renovación de este equipamiento.